Deuda externa y pandemia, una mirada al papel de la mujer en la sociedad - CIDSE

Deuda externa y pandemia, una mirada al rol de la mujer en la sociedad

Foto: Flickr.com/Francoise Gaujour


La insostenibilidad de la deuda de los países del Sur Global es un problema de décadas en el que están inmersos países como Bolivia. La crisis internacional del decenio de 1980 había afectado a los países más pobres y de menores ingresos. Los principales acreedores, como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, acordaron opciones de alivio de la deuda denominadas Países Pobres Altamente Endeudados (HIPC I y HIPC II) y la Iniciativa de Alivio de la Deuda Multilateral (MDRI). Bolivia se benefició de estas iniciativas, bajo la condición de que los recursos liberados fueran utilizados para fortalecer la salud, la educación y el desarrollo productivo, amparada por la ejecución de los gobiernos locales y con la participación activa de la sociedad civil.  

Han pasado más de 20 años desde que fueron implementadas y los esfuerzos por el cumplimiento de las condiciones de las mismas fueron dadas, pero con el tiempo, los intereses políticos y sociales tomaron el protagonismo en el diseño de las políticas públicas.    

En marzo XNUMX llega la pandemia del COVID-XNUMX a Bolivia de forma inesperada, encontrando un sistema de salud debilitado, con personal médico no capacitado y mercados desabastecidos de medicamentos. Por su parte, el gobierno implementó medidas radicales para frenar los contagios, restringiendo la circulación de las personas, suspendiendo las actividades laborales y educativas, y reduciendo la actividad económica; precisamente tres sectores que habían sido considerados como prioridad en la orientación de las políticas públicas después de la condonación de deuda fueron evaluados con la pandemia en Bolivia: la salud, la educación y el desarrollo productivo. ¿Acaso la pandemia del COVID-XNUMX podría “evaluar” si se cumplieron los compromisos asumidos en el HIPC I y II y el MDRI?

Durante la pandemia, las actividades laborales, escolares y sociales quedaron totalmente suspendidas y el núcleo familiar se convirtió en el espacio más importante para continuar las mismas. Un actor toma el protagonismo en el cuidado de la vida y la salud de los hogares: la mujer, quien no sólo se hace cargo de la educación temporal de los hijos, del cuidado de la casa y del cuidado de la economía, sino que, además, del cuidado de los enfermos cuando los hospitales colapsaron. Casualmente los mismos tres sectores: salud, educación y desarrollo productivo, recaen en los hombros de la mujer.

Sin embargo, aún en la actualidad, las condiciones y oportunidades no son igualitarias entre hombres y mujeres. Aún persisten los niveles de desigualdad social, laboral, de ingresos y de acceso a la educación. Existen países en los que la mujer sigue siendo sometida a trabajos forzados y sin derecho a voz. La pandemia ha mostrado también un lado más oscuro aún, que es la violencia intrafamiliar y el feminicidio. En Bolivia, durante la pandemia, se reportaron XNUMX casos de feminicidio y XNUMX de infanticidio. Las cifras de víctimas de violencia y sus tipologías no son registradas ni publicadas.

A nivel de la región de América Latina y El Caribe, según datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), se espera una caída del PIB de 9.1%, lo que ubica a muchos de nuestros países en una situación de extrema vulnerabilidad. En Bolivia, sólo el 1.6% del presupuesto nacional se destina al sector salud y el 46% de la población ocupada son mujeres, ubicadas en el sector del comercio, los servicios y la agricultura. Para reactivar la economía post pandemia, deberá considerarse a la mujer y su rol en la definición de las políticas públicas nacionales y locales.  

Por otro lado, durante las entregas de ayuda humanitaria, Caritas Bolivia pudo identificar las múltiples labores que las mujeres realizaban en sus hogares. Pero, además, en el área rural, muchas de ellas conforman economías familiares, que les ha permitido abastecer su hogar con alimentos agrícolas básicos y, al mismo tiempo, ser articuladoras en sus comunidades. Las manifestaciones de solidaridad que han surgido, a través de la conformación de ollas comunes y atención a los más desprotegidos como los adultos mayores, nos muestran que el rol de la mujer es similar al amor de Dios en la tierra.

A partir de la evaluación que la pandemia nos deja, se hace necesario reflexionar sobre la importancia del rol de la mujer en la sociedad, su participación igualitaria en los mecanismos de respuesta y recuperación de la crisis de COVID-19, y en la definición de políticas públicas integrales, especialmente en los sectores de la salud, la educación y la economía familiar. Asimismo, coadyuvar a la participación igualitaria de las mujeres en el mercado laboral, relevante para el crecimiento económico.  

Por otro lado, promover la redistribución y corresponsabilidad de la carga de tareas domésticas, en condiciones equitativas para hombres y mujeres. Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), las mujeres tienen a su cargo el XNUMX% de todas las horas del trabajo doméstico no remunerado y son ellas quienes tienen doble o triple jornada laboral, situación que se ha agravado con el COVID XNUMX.

En la post pandemia, los gobiernos deberán enfrentar la carga de la deuda existente y de las recientemente contraídas, pero al mismo tiempo, recuperar sus economías desde la mirada crítica de las mujeres.   

Caritas Bolivia, como brazo social de la Iglesia Católica, trabaja por la defensa de la vida y en contra de todo tipo de violencia o discriminación, especialmente de los grupos más vulnerables y desfavorecidos, en los que la mujer está presente.   

La pandemia del COVID-XNUMX nos debe llamar a una profunda reflexión acerca de los deficientes sistemas de salud y educación en América Latina y El Caribe. Asimismo, de los impactos reales de los procesos de condonación de deuda, de la evaluación en el cumplimiento de los objetivos y compromisos asumidos, y del rol trascendental que la mujer juega en los mismos. Es necesario considerar a la mujer, en la definición de las políticas públicas.

El Papa Francisco dijo: “El genio femenino es necesario en todas las expresiones de la vida social; por ello, se ha de garantizar la presencia de las mujeres también en el ámbito laboral y en los diversos lugares donde se toman las decisiones importantes, tanto en la Iglesia como en las estructuras sociales”. (Evangelii Gaudium)  

Sobre la autora: MSc. Marcela Rabaza Valverde es la directora ejecutiva de Pastoral Social Caritas Bolivia. Es economista de la Universidad Católica Boliviana San Pablo y cuenta con estudios de posgrado en Políticas Públicas y Gestión, Preparación, Evaluación social y Gestión de proyectos, entre otros. Rabaza es un referente regional del Equipo de Nuevas Economías y Buen Vivir de la Secretaría Cáritas de América Latina y el Caribe y cuenta con XNUMX años de experiencia laboral en funciones públicas y privadas y en organismos internacionales y ONG, en Bolivia.

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